Empoderando a
Madres y Niños
Durante más de un siglo, los Padres y Hermanos de Maryknoll han sido servidores dedicados de las Buenas Nuevas de Jesucristo. Nuestra misión se extiende mucho más allá de las fronteras geográficas; llega al corazón de quienes más lo necesitan. A través del amor, la compasión y la fe inquebrantable, servimos a los marginados, los olvidados y los vulnerables en todo el mundo.
En muchos de los países donde trabajan los Padres y Hermanos Maryknoll, las madres enfrentan desafíos inimaginables. Luchan por mantener a sus hijos y no todos los niños experimentan el amor y la protección que Dios pretendía. Algunos crecen sin alimentación, vivienda, educación adecuadas o incluso sin la presencia de una madre.
Éstos son sólo algunos ejemplos de cómo nuestros misioneros están abordando las necesidades de mujeres y niños en algunos de los países más pobres del mundo:
P. Edward Phillips, quien ha dedicado su vida a servir a los necesitados, particularmente a través del Proyecto de Alivio del SIDA del Decanato Oriental (EDARP) en los barrios marginales de Nairobi, Kenia.
Desde su creación en 1993, EDARP ha sido un rayo de esperanza para innumerables madres y familias que enfrentan los efectos devastadores del VIH/SIDA. Ha trabajado durante décadas en la atención holística integral a quienes la necesitan desesperadamente, independientemente de sus circunstancias.
P. Joyalito Tajonera, M.M. Dirige un ministerio para trabajadores inmigrantes en Taiwán. Algunas de ellas son madres que han dejado a sus hijos atrás para buscar trabajo. “Se ve el dolor en sus ojos”, dice el padre Joyalito. “Pero estas mujeres están decididas a dar a sus hijos una vida mejor, incluso si eso significa estar separadas de ellos durante largos períodos de tiempo”.
Algunas madres son reclutadas con falsos pretextos o sufren abuso una vez en el trabajo. La misión del Padre Joyalito es su refugio seguro. Les ofrece protección y aboga por la causa de los migrantes.
En tres centros de aprendizaje, que atienden a 170 niños con profesores y voluntarios, el p. Paul Sykora ofrece tutoría a niños en una zona pobre de Cochabamba, Bolivia. Allí viven muchos inmigrantes de zonas rurales de Bolivia. Las familias de culturas indígenas deben adaptarse a la vida allí. Los niños ahora viven en un mundo que sus padres no comprenden. Aprender español es el primer paso para avanzar en la escuela. También es clave para adaptarse a su nuevo hogar.
Al leer esto, sepa que es parte de nuestra misión. Sus oraciones, su apoyo y su corazón por la humanidad contribuyen al tapiz de gracia que tejemos. Juntos podemos seguir difundiendo la luz de Cristo, iluminando incluso los rincones más oscuros de nuestro mundo.