LOS REYES MAGOS LE OFRECIERON REGALOS DE ORO, INCIENSO Y MIRRA.
Señor nuestro, así como los Reyes Magos emprendieron el viaje para encontrarse con el Niño Jesús, concédenos hoy un corazón abierto para encontrarte de nuevas maneras. Llénanos de generosidad y compasión, para que podamos compartir tu amor y tu luz con todos los que nos encontremos en el día a día. Amén.
Comparte un momento en el que experimentaste una profunda sensación de alegría y esperanza después de un encuentro inesperado con alguien que te dio una nueva perspectiva o apreciación de la vida.
3. HISTORIAS ALREDEDOR DEL MUNDO
Las tradiciones navideñas varían según las culturas, y en la ciudad de Nueva York, los adolescentes coreanos han encontrado una forma significativa de celebrar la temporada. Compran regalos para bebés (mantas, chupetes y juguetes) y se los dan a madres al azar en la calle. Su gesto desinteresado refleja el llamado del discipulado misionero, animando a los cristianos a tender la mano a los necesitados con amor y bondad. Al compartir regalos y ofrecer esperanza, estos adolescentes demuestran que el verdadero espíritu de la Navidad implica actos concretos de caridad, difundiendo luz y compasión a los más vulnerables y marginados, y reflejando el amor de Jesús a través de actos de servicio a los demás.
El viaje de los Magos, guiados por la estrella, refleja un encuentro transformador e inesperado con el Niño Jesús. Los Magos se atrevieron a dejar la comodidad del hogar para emprender una aventura, soportar dificultades y desafíos, e incluso el engaño de Herodes. Aunque trajeron regalos de oro, incienso y mirra, recibieron a cambio un regalo mucho mayor. Como discípulos misioneros estamos llamados a seguir nuestras estrellas para encontrar el amor de Dios en encuentros en lugares y personas imprevistas. Podemos convertirnos en portadores de esperanza y alegría, compartiendo la luz de Jesús con el mundo que nos rodea. Recibimos aún más de lo que damos.
5. REFLEXIONES SOBRE LA LECTURA
El viaje de los Magos, guiados por la estrella, refleja un encuentro transformador e inesperado con el Niño Jesús. Los Magos se atrevieron a dejar la comodidad del hogar para emprender una aventura, soportar dificultades y desafíos, e incluso el engaño de Herodes. Aunque trajeron regalos de oro, incienso y mirra, recibieron a cambio un regalo mucho mayor. Como discípulos misioneros estamos llamados a seguir nuestras estrellas para encontrar el amor de Dios en encuentros en lugares y personas imprevistas. Podemos convertirnos en portadores de esperanza y alegría, compartiendo la luz de Jesús con el mundo que nos rodea. Recibimos aún más de lo que damos.
¿Cómo nos invita el Espíritu Santo, como a los Magos, a seguir nuestra estrella para reconocer a Jesús en los marginados y ofrecer dones de alegría y esperanza?
Lleva regalos sencillos a un asilo de ancianos un orfanato y luego tómate el tiempo para conocer a las personas que reciben ese regalo. Escucha sus historias, ofréceles compañía y demuestra amabilidad.
Jesús, danos la curiosidad y la valentía de los Reyes Magos, para dejar la comodidad de la orilla y buscarte en el encuentro con los demás. Que no sólo encontremos luz, sino que seamos tu luz en el mundo, llevando esperanza y paz a los necesitados. Amén.
